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La calabaza mantovana
La calabaza en la cocina mantovana es un elemento indispensable, muy querido por su versatilidad y utilizado como base para muchos platos; basta pensar en los exquisitos tortelli de calabaza.
Cultivada en la Bassa mantovana, la variedad local de calabaza está caracterizada por sus grandes dimensiones, por su pulpa color naranja vivo, dura y compacta, por la piel a menudo verde con manchitas y por su elevado nivel de azúcar. Este producto presume de tener la denominación de Producto agroalimentario tradicional de Lombardía con el que se reconoce su importante papel en la tradición gastronómica de la región.
En otoño, la calabaza se convierte en la protagonista de la cocina, prestando su pulpa a platos salados y dulces gracias a su facilidad de uso; además todas las partes de la planta son comestibles: la pulpa, las flores, las hojas y las semillas.
Como reconocimiento a la calidad de la calabaza mantovana, el Consorcio agroturístico mantovano promueve cada año la iniciativa De calabaza en calabaza, una feria que permite adquirirla directamente de los productores y que organiza menús dedicados en las haciendas agroturísticas afiliadas.