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Lombardía, tierra de la ciencia y el ingenio
La tecnología moderna tiene orígenes antiguos, que se remontan a la Edad Media y Lombardía cuenta con impresionantes testimonios de obras y máquinas que documentan la fantasiosa inventiva del hombre a lo largo de los siglos.
En Lombardía, se conserva un auténtico patrimonio científico y tecnológico: instrumentos, máquinas, medios de transporte... ¡Descubramos juntos las obras del ingenio que vale la pena visitar en nuestra región!
Atravesar el Adda en el ferry de Leonardo
La cultura técnico-científica tiene raíces históricas en Lombardía, por tanto, no resulta sorprendente encontrar al "ingeniero" más ilustre de Italia, Leonardo da Vinci, en Milán, en la corte de los Sforza. Invitado en 1482 por Ludovico el Moro, que quería rodearse de “bonitos ingenios”, ya por entonces distinguidos como "magistri fabrorum", ingenieros y arquitectos, y "periti aestimatores", es decir, geómetras, Leonardo, en la carta de compromiso dirigida al duca, anticipaba sus proyectos: arquitectura, trabajos de ingeniería y de hidráulica, máquinas militares…
Entre las innumerables obras atribuidas a Leonardo en Lombardía, el ferry de Imbersago une a los ciudadanos de Lecco con Villa d’Adda (BG). El prototipo se remonta al 1500 y es verdad que, en 1513, el científico estudió el curso del río Adda y diseñó la embarcación, ideando el genial funcionamiento que aprovecha como propulsor la corriente del agua, en contraste con la resistencia de una cuerda extendida entre las orillas. Al aumentar la corriente, la velocidad del ferry aumenta y, por ello, recordad que el servicio se suspende cuando hay poca corriente.
En Milán, a bordo del submarino Toti
Nos quedamos "en el agua" para subir a bordo del submarino Toti, un medio militar que por sí solo vale la pena visitar el Museo Nazionale della Scienza y Tecnologia Leonardo da Vinci de Milán. Aquí encontramos una de las colecciones navales nacionales más importantes: más de 3300 testimonios, modelos, instrumentos náuticos, equipamiento, embarcaciones, entre ellos, la proa de la Stella Polare, la nave de la expedición al Polo Norte (1900), el catamarán Luna Rossa AC72 de la America’s Cup (2013)... pero, el más interesante sigue siendo el primer submarino construido en Italia después de la II Guerra Mundial (1967), objeto de excursiones guiadas y visitas virtuales.
Panperduto: la perla de la hidráulica industrial
Otra meta imprescindible en la Lombardía tecnológica es el dique del Panperduto, en el Ticino, en Somma Lombardo. El complejo sistema hídrico desvía el flujo del Ticino en dos canales: el industrial, que alimenta algunas centrales hidroeléctricas y el Villoresi, que une Ticino y Adda, y debe su nombre a su creador, el ingeniero monzés Eugenio Villoresi (1810-1879). Panperduto es perfecta para ir de excursión en familia: en primavera, abre el Giardino dei giochi d’acqua, donde los niños pueden descubrirlo todo sobre la fuerza hidrodinámica y cinética del precioso elemento, a través de tornillos de Arquímedes, molinos, compuertas y bombas.
De la tierra al espacio: el telescopio Merz-Dallmeyer en Rozzano
Esta primavera, llegará al nuevo observatorio astronómico de Rozzano una auténtica joya tecnológica, “Patrimonio cultural nacional”: el antiguo telescopio Merz-Dallmeyer (1870). ¡Propiedad del Grupo Astrofili Rozzano, tiene un diámetro de 162 cm y pesa 600 kg! Restaurado por la Arass, Associazione per il Restauro degli Antichi Strumenti Scientifici (Brera, 1987) ha conservado la estructura originaria, los metales, los círculos graduados con los grados grabados en lámina de plata.
Del espacio al tiempo: relojes astrales y mecánicos en Lombardía
También son obra de la Arass algunas preciadas intervenciones de recuperación de relojes australes y de torre de los más antiguos del mundo, justo en Lombardía. Entre ellos, el del reloj público y campanas del Palazzo di Brera (1743), un cronógrafo espectacular en la galería superior del patio de honor que proporcionaba el tiempo a los relojes públicos de Milán y - desde la unidad italiana al 1943 - la hora nacional.
Igual de prestigiosa es la restauración del reloj astronómico mecánico (1544-46) que se conserva en la Torre del reloj en piazza della Loggia, en Brescia. De Paolo Gennari da Rezzato, marca las horas, las fases lunares y los signos del zodíaco desde dos esferas en las fachadas. Para medir el tiempo, también tenemos dos autómatas: Tone y Batista, màcc de le ure (locos por las horas).
Otra importante obra de arte, ejemplar de la armoniosa fusión entre arte, ciencia y tecnología en Lombardía, y además uno de los relojes astronómicos más grandes del mundo (1583), se guarda en el Torrazzo di Cremona: su diámetro alcanza los 8,2 m.
La renacentista Torre dell’orologio de Mantua conserva el reloj astronómico (1473) del matemático mantuano Bartolomeo Manfredi, mecánico, matemático y astrológico de la corte de los Gonzaga. La esfera marca las horas, signos del zodíaco, horas planetarias, fases lunares, posiciones de los astros... Para contemplar el fascinante mecanismo, no os perdáis el Museo del Tempo, en el interior de la torre.