- Arte y cultura
7 ciudades de arte a menos de una hora de tren de Milán
Obras maestras excepcionales, fulares de seda, tipografías, monasterios románicos. En menos de una hora de tren desde Milán, se llega a 7 ciudades de arte imperdibles. Para cada una de ellas, una sugerencia que por sí sola bien vale el viaje.
1. En Monza con Francesco Hayez
En el Museo Municipal de Monza se va (también) a conocer a una joven famosa, el «Retrato de una mujer joven», del pintor veneciano Francesco Hayez, académico de Brera y líder del romanticismo pictórico italiano. La joven, con la mirada hacia el observador, insinuando una sonrisa, parece corresponder a Carolina Zucchi, hija del contable en cuya casa Hayez residía en Milán y con quien vivió una apasionada historia de amor. ¿El resultado? Un lienzo increíble, uno de los vértices de la producción de retratos del artista.
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2. En Lodi en la edad del plomo
Historias de papel, arte y tinta se entrelazan en el Museo de la Imprenta creado por Andrea Schiavi en Lodi. ¿Cómo llegamos del plomo a la web? Inaugurado en junio de 2008 en el espacio de una antigua tipografía, el museo reúne cajones con tipos de plomo y madera, prensas de husillo y prensas de hierro fundido. También el modelo de prensa de husillo utilizado en 1455 por Gutenberg para la impresión de la Biblia, el primer libro impreso del mundo. ¡Una aventura que también entusiasmará a los nerds!
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3. En Bérgamo, 5 siglos de arte
Después de años de restauración, la Academia Carrara de Bérgamo, de 1794, es uno de los museos más populares de Italia. Visitarlo equivale a hacer un viaje de cinco siglos en el arte italiano, entre 600 obras expuestas en 28 salas. ¿Un consejo? Déjate encantar por el «San Sebastián» de Rafael y por el «Retrato de una niña de la familia Redetti» de Giovan Battista Moroni. O por la posibilidad de observar, todos los miércoles y sábados, los trabajos de restauración de la Resurrección de Mantegna. O por la exposición del año: «Las Historias de Botticelli entre Boston y Bérgamo».
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4. Entre las sedas de Como
El Museo Didáctico de la Seda de Como es único. En 12 salas, nos cuenta que la producción de seda se remonta al siglo XV, pero es la Revolución Industrial, entre el siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, que llenó el territorio de retorcedoras e hiladoras. El museo recorre toda la cadena de suministro, desde el cultivo del gusano de seda hasta el acabado, con una colección que abarca de máquinas textiles a piezas históricas. La colección es una de las etapas del recorrido temático Como, la ciudad de la seda, que incluye el histórico Istituto di Setificio y el Museo Studio del Tessuto, que reúne la colección de telas antiguas de la Fundación Ratti.
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5. Desde Lecco, la caza de un tesoro oculto
Calzado adecuado y botella de agua llena. Se sale a descubrir una joya románica, el Monasterio de San Pietro al Monte de Civate, en las afueras de Lecco. Desde Milán se llega a Civate en tren y luego se prosigue a pie desde Via Cerscera. El recorrido por un antiguo camino de herradura, requiere una hora de trekking para llegar a 630 metros, al Monasterio de San Pietro al Monte. Un tesoro construido en un claro verde y en pendiente, entre bosques de castaños. Parece que los monjes, al construir su morada, pensaron no solo a la seguridad, sino también la belleza. Teniendo toda una montaña a disposición, eligieron el lugar más hermoso: orientado al sur, con vista a los lagos.
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6. En Pavía con Antonello
Cara a cara con Antonello da Messina, apodo de Antonio di Giovanni de Antonio, el pintor del siglo XV que se inspiró en el gran arte flamenco. Los Museos Municipales de Pavía, a partir de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, conservan en el Castillo, en la planta baja, bajo antiguas bóvedas, el «Retrato de hombre» a él atribuido. Un óleo sobre tabla que retrata un rostro enigmático, con la cabeza ligeramente girada respecto a los hombros, que pareciera querer dialogar con el espectador. ¿Lo interrogamos?
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7. En Vigevano, para escuchar la plaza
Arturo Toscanini pidió que lo llevaran a Vigevano para «escuchar» la Piazza Ducale, percibida por el gran maestro como una sinfonía musical. De hecho, la plaza de Vigevano es un milagro de armonía. El lugar que, según Ludovico Sforza, llamado el Moro, Duque de Milán, debía darle a Vigevano la dignidad de una ciudad. Casi perfectamente rectangular, la plaza porticada se abre al pie de la colina del Castillo, con fachadas adornadas con pinturas. Su Torre, en el punto más alto de la ciudad, fue rediseñada por Bramante y luego retratada en un famoso dibujo de Leonardo. ¿Un consejo? Traer los auriculares y disfrutar de la grabación de Falstaff de Toscanini en Spotify.