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Val Seriana, de Ranica a Clusone
Una línea de ferrocarril convertida en ciclovía. En Val Seriana a lo largo del río, entre montes apartados y arqueología industrial
Durante más de un siglo, Val Seriana ha sido tierra de trabajo y pocas distracciones. Desde 1884, una línea de ferrocarril de poco más de 34 kilómetros, con pendientes suaves y amplias curvas, subía el valle.
El recorrido constituía el eje de comunicación principal para el transporte de productos y minerales, sobre todo zinc, plomo y galena argentífera. El tren también servía a los viajantes que se dirigían a Clusone, puerta de acceso a los montes de la Presolana.
En los años 60, con la supresión del viejo ferrocarril, la vía se ha transformado poco a poco en ciclovía, como ha pasado con muchas líneas de ferrocarril abandonadas en toda Europa. La pista corre a lo largo de las orillas del río Serio, conectadas por pasarelas adaptadas para bicis de tensoestructura, con breves desviaciones que llevan al centro de los pueblos que la ruta roza.
Se sale de Ranica, a 7 kilómetros al noreste de Bérgamo, al que se llega fácilmente en un cuarto de hora desde la estación de trenes de la capital, cargando la bicicleta en el tranvía eléctrico. La ciclovía remonta el Serio dejándolo al principio a la izquierda. En Ranica, una histórica fábrica de algodón muestra en las cercanías las casas de los obreros con sus característicos porches.
Pero en Alzano no se te puede pasar la primera gran herencia de la memoria industrial del valle. En efecto, sobresalen, fuera de escala, las seis gigantescas chimeneas de los hornos de cocción de una antigua fábrica de cementos de 1833, cerrado en 1966. En Albino un puente de piedra de origen medieval supera el río: las chimeneas que se ven aquí pertenecen a otra histórica fábrica textil.
Nos quedamos en la orilla derecha del Serio hasta Cene donde un bonito parque público se asoma en una curva del río. Quienes quieran dar un rodeo pueden dirigirse, en la parte alta del pueblo, al Parque paleontológico, en el que, entre otras cosas, se observa el esqueleto perfectamente conservado del más antiguo pterosaurio del mundo. En Colzate, la ciclovía sigue establemente en la orilla derecha.
El valle se estrecha, se reducen los asentamientos, la vegetación se hace más frondosa y comienza a sentirse el aire de montaña. Saliendo del estrechamiento nos encontramos con el perfil del macizo de la Presolana. Dejamos atrás el fondo de tierra batida y a partir de aquí pedaleamos sobre asfalto. En Ponte Nossa, en la confluencia del Serio con el torrente Nossana, un puente vuelve a superar el curso del río.
La ciclovía retoma por el lado opuesto y comienza a subir ligeramente. Frente a la pequeña antigua estación de trenes de Ponte della Selva se ha instalado un área de descanso para ciclistas, con bancos, mesas y una oportuna fuente. Pasando por un túnel corto faltan 4,5 kilómetros para la llegada.
La ciclovía sigue por amplios prados. Una pendiente, no especialmente difícil, que hará subirte a los pedales, fuera del sillín, para correr como los franceses llaman en danseuse, por el paso ritmado que se parece a una danza. En Clusone, en la pared del oratorio de los Disciplinados, junto a la Iglesia madre, te espera otro tipo de danza. Es la celebre “Danza macabra”, pintada al fresco por un artista desconocido en el Anno Domini 1485. Pero no te dejes impresionar demasiado, al final de la carrera sin duda estarás más en forma que los esqueletos bailarines corteses.
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En el día
Dificultad: para todos
Distancia: 31 km
Desnivel: 340 m
Carreteras: de tierra hasta Ponte Nossa, luego asfaltada
Bici: de turismo con cambio, de carreras y mountain bike
Cuándo: de abril a octubre
Estado de ánimo: curioso