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6 pueblos fortificados de Lombardía
Descubre estos seis encantadores pueblos fortificados de Lombardía, ideales para un viaje en primavera
Con su variado paisaje que va desde los escarpados Alpes hasta los lagos de aguas tranquilas, Lombardía es el escenario perfecto para descubrir algunos de los pueblos fortificados más fascinantes y que no se suelen encontrar en los circuitos turísticos tradicionales.
En estos lugares se puede admirar el enorme patrimonio italiano, conservado en estos pueblos con una combinación perfecta de cultura, historia y belleza natural. En este artículo te descubrimos seis de ellos, cada uno con su historia y características únicas.
Todos tienen en común la presencia de antiguas murallas y fortalezas, que ya no son símbolos de defensa sino puntos de interés histórico y arquitectónico. Elige tu favorito, te sorprenderá la atmósfera que se respira en estos oasis de tranquilidad donde el tiempo parece haberse detenido. El peligro es que después del primero seguramente querrás visitarlos todos.
Castellaro Lagusello (Mantua)
El nombre ya cuenta un poco de su historia. Encontramos un castellaro y un lagusello, un lago con una forma muy especial, que a menudo ha llevado a los visitantes a pensar en Castellaro Lagusello como el pueblo perfecto para las parejas de enamorados. Esta pequeña joya, enclavada en las colinas morrenas de Mantua, destaca por su castillo del siglo XII y el sorprendente lago con forma de corazón que se encuentra en el centro de la localidad. Un viaje hasta aquí es un fantástico regalo para uno mismo o para vivir un cuento de hadas por un día, catalogado como uno de los «Pueblos más bellos de Italia». Visitarlo en primavera significa descubrir sus diferentes matices, los de las numerosas flores que florecen en los campos de alrededor y que el pueblo celebra en su Fiesta anual de las flores.
Se puede llegar fácilmente en coche hasta Castellaro Lagusello y cuenta con un aparcamiento en la entrada al pueblo. Se accede atravesando las murallas, por una puerta con puente levadizo. Las murallas están sorprendentemente bien conservadas y encierran calles estrechas y adoquinadas, casas de piedra y talleres de artesanos que parecen suspendidos en el tiempo. Se puede subir a la parte más alta de las murallas, desde donde se podrá admirar la impresionante vista del lago y los campos que lo rodean, o participar también en una visita guiada al castillo para descubrir sus secretos e historias del pasado. No puede faltar una degustación de los platos típicos de la localidad en alguno de los restaurantes del centro, donde podrás disfrutar de recetas tradicionales en un entorno único. El pueblo también cuenta con un interesante museo arqueológico que conserva hallazgos descubiertos en la zona que datan de la Edad del Bronce. Para los amantes de la naturaleza, las colinas morrenas ofrecen numerosas rutas para disfrutar de excursiones a pie o en bicicleta por la reserva natural de 138 hectáreas que rodea el pueblo, gestionada por el Parque del Mincio. Además de la visita al castillo y al museo, no puede faltar un paseo alrededor del lago, especialmente mágico al atardecer.
Soncino (Cremona)
Esta localidad de la provincia de Cremona alberga el castillo mejor conservado de Lombardía, su milenaria Rocca Sforzesca. Gracias a su increíble estado de conservación, el tiempo parece aquí haberse detenido: las imponentes murallas, el foso aún presente y las torres de las esquinas ofrecen un espectáculo fascinante. Caminando por su interior podrás imaginar sus inicios, cuando se construyó, primero como defensa contra la invasión de los húngaros, y más tarde contra el expansionismo de Venecia. Venir hasta aquí es admirar una ventana al pasado, ideal para quien busca historia y cultura.
Se puede llegar hasta Soncino en coche y dispone de amplios aparcamientos fuera de las murallas de la ciudad. Un paseo por las calles del centro nos transporta a través de edificios decorados con frisos de terracota, molinos perfectamente conservados y un antiguo camino que bordea las murallas venecianas que lo rodean. Subiendo a estas, se puede recorrer con la vista los campos de alrededor y la ciudad desde arriba, sobre la que destaca un curioso e imponente edificio amarillo. No es otro que el Museo de la seda, dedicado a los diferentes procesos de la producción y elaboración de este preciado tejido. También es de visita obligada la Casa de los Impresores, donde en 1488 se imprimió la primera Biblia hebrea. Para los amantes de la naturaleza, basta con salir un poco de las murallas: los caminos de herradura a lo largo del río Oglio son ideales para pasear o montar en bicicleta, especialmente durante la primavera.
Sabbioneta (Mantua)
¿Sabías que entre Mantua y Parma se encuentra la «ciudad ideal»? Este es el objetivo con el que se planificó el diseño de Sabbioneta en la segunda mitad del siglo XVI y que en la época actual ha permitido que se convierta en Patrimonio de la Humanidad siendo declarada por la UNESCO «de Valor Universal Excepcional». Nos encontramos en el corazón del Renacimiento, el arte que encierra en su interior, la arquitectura y la planificación urbanística son la encarnación de la concepción de la época de la Ciudad Ideal. Todos sus elementos reflejan las teorías de la perspectiva y las proporciones típicas de las antiguas ciudades clásicas, que definen la armonía y la elegancia de la ciudad.
Se puede llegar fácilmente en coche hasta Sabbioneta que además cuenta con diferentes aparcamientos. Las puertas de acceso se abren entre las murallas perfectamente conservadas, dispuestas en una estructura de estrella de seis puntas. En el interior, el diseño urbanístico de la ciudad sigue los principios renacentistas, con calles anchas y rectas e imponentes monumentos situados en posiciones estratégicas, agrupados en muy poco espacio. Entre ellos destacan el Teatro all’Antica, uno de los teatros cubiertos más antiguos del mundo, la Galería degli Antichi, que albergaba la colección de arte los Gonzaga y el Palacio Ducal, que a menudo acoge interesantes exposiciones temporales. Y después de los tesoros del arte, toca descubrir los de la naturaleza, recorriendo en bicicleta el carril bici de la UNESCO que une Sabbioneta y Mantua o caminando por el Parque Oglio Sud entre viñedos y manzanos, bosques caducifolios e inmensas extensiones de campos de cultivo.
Pizzighettone (Cremona)
A orillas del río Adda se encuentra un pueblo de origen antiquísimo, rodeado por un círculo de murallas de dos kilómetros conectados por más de 90 casamatas. Hablamos de Pizzighettone, cuyos orígenes entre el campo y el río se remontan a los antiguos celtas y más tarde a los romanos, que en el siglo XII lo convirtieron en castrum, un campamento de defensa. Sus murallas se construyeron a finales del siglo XIV con la familia Visconti y en la actualidad son uno de sus principales atractivos, ya que son de las más impresionantes y mejor conservadas de Lombardía. Este pueblo fortificado es un verdadero tesoro para los amantes de la historia y ofrece una visión completa de las técnicas de fortificación utilizadas a lo largo de los siglos.
Se puede llegar fácilmente en coche hasta Pizzighettone y cuenta con un aparcamiento situado muy cerca del centro. Las antiguas puertas de la ciudad y las torres de vigilancia son testimonios vivos de un pasado bélico y fascinante, que se puede descubrir con una interesante visita guiada. Un elemento distintivo son las casamatas, grandes salones utilizados como alojamiento para los soldados y como almacenes de mercancías y víveres, construidos como espacios intercomunicados con un recorrido cubierto total de aproximadamente 800 metros. No puede faltar una visita al Museo de la Ciudad, que conserva objetos y hallazgos históricos sobre la historia de la ciudad y la región, además del Museo de Artes y Oficios y el Museo de la Prisión. Fuera de las murallas también se puede disfrutar de un gran espectáculo: las 300 hectáreas de la Tenuta del Boscone, también conocida como Parque de Pizzighettone, una reserva natural muy popular entre la población local donde se puede pasear por sus senderos, detenerse para observar las aves, recorrer en bicicleta los numerosos carriles bici o incluso organizar un pícnic al aire libre.
Padenghe sul Garda (Brescia)
Una extensión de casas bajas con tejados rojos sobre las que destaca, imponente, el castillo. Hablamos de Padenghe sul Garda, localidad construida sobre una colina en la orilla inferior del lago que le da nombre. Una zona con presencia humana desde el Neolítico que a principios del siglo XI ya contaba con su castillo, el más antiguo de la región de Valtenesi, construido con fines defensivos y que con el paso de los años se convirtió también en un importante centro de poder. En la actualidad, la estructura se conserva prácticamente intacta, con tres torres que se elevan a más de veinte metros de altura y desde cuya cima se puede admirar el impresionante y espectacular Lago de Garda con vistas a la península de Sirmione.
Se puede llegar fácilmente a Padenghe sul Garda tanto en coche como en transporte público. La pequeña localidad conserva su estructura original entre sus humildes y silenciosas calles con casas de piedra, callejones empedrados con guijarros, puertas y ventanas de arco rebajado y marcos de ladrillo en bruto. No podemos marcharnos sin visitar Villa Barbieri, actualmente sede del Ayuntamiento, y sin dar un paseo por el pequeño puerto y la espectacular y larga playa de guijarros donde encontraremos numerosos bares muy acogedores. Tampoco faltan tentadoras actividades deportivas que incluyen el baño, las excursiones y las salidas en mountain bike además de un club de golf con numerosos campos. Merece la pena probar el vino local, producido en los viñedos que rodean el pueblo, acompañado de platos de pescado fresco del Garda.
Cologno al Serio (Bérgamo)
La llanura de Bérgamo alberga un pueblo suspendido en el tiempo. A pesar de haber sido fundado hace más de dos mil años, su estructura se ha mantenido intacta como la original medieval. Se aprecia en sus calles, en el urbanismo de la ciudad y, especialmente, en las murallas intactas con su foso y su Castel Liteggio, a las afueras de la localidad. Este pequeño tesoro oculto en el margen derecho del río Serio representa un ejemplo perfecto de pueblo fortificado con una rica historia y una excelente conservación de su estructura medieval.
Se puede llegar fácilmente a Cologno al Serio en coche desde Milán y Bérgamo y cuenta con cómodos aparcamientos muy cerca del centro histórico. Este último está dominado por la presencia del imponente castillo, construido en la Edad Media para defender la zona contra las invasiones. Aún pueden verse partes de los muros almenados y el foso, detalles que la convirtieron en una fortificación infranqueable. Una visita al castillo y las murallas ayuda a comprender mejor las estrategias de defensa empleadas en el pasado y admirar el arte de la fortificación medieval. Un paseo por las calles del pueblo nos llevará a descubrir algunos lugares muy interesantes como Porta Rocca, la antigua puerta de entrada a la ciudad, y el Museo de la Vida Rural, además de pequeños talleres de artesanos y cafeterías donde degustar productos locales. También se puede llegar hasta esta localidad siguiendo un interesante recorrido, la ruta de cicloturismo «Le terre di Bartolomeo», una de las 14 rutas de la Red de Cicloturismo de la llanura media lombarda.