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Museo Diocesano de Lodi
El Museo Diocesano de Lodi está situado en el centro histórico de la ciudad, en una ala del Palacio Vescovile, edificio de valor histórico-artístico, de origen medieval, reconstruido en el siglo XVIII.
Alberga preciosos objetos litúrgicos, pinturas y frescos, telas, esculturas, provenientes de la catedral y del obispado y de varias parroquias del territorio lodigiano, que constituyen un gran testimonio del arte y de la fe cristiana.
Al Museo Diocesano se accede subiendo unas escaleras, al final de la nave lateral derecha de la Catedral. En las paredes se pueden observar algunas pinturas del siglo XVII, entra las que destaca la Annunciazione de Camillo Procaccini y dos interesantes obras de Ercole Procaccini il Giovane.
En la ex capilla privada del Obispo, ahora usada como espacio del museo, se puede admirar la decoración pictórica de las bóvedas con motivos florales y vegetales, estucos dorados, y falsa arquitectura, de estilo rococó.
En los alrededores, en vitrinas, se han colocado objetos litúrgicos, de madera y metal.
Se prosigue después a la sala I, donde están expuestas algunas piezas de la época romana, descubiertas en la estructura de la Catedral el siglo pasado. Interesante es también un mecanismo de reloj del siglo XVIII y un trozo del suelo del siglo XII de la Catedral, hecho en "loza".
En la sala II hay testimonios de esculturas de madera de finales del siglo XV, además de pinturas de Alberto Piazza, realizadas para la Catedral, y frescos atribuidos a Callisto Piazza.
En la sala III, en las paredes, hay pinturas de artistas anónimos del siglo XVII y XVIII, y digno de mención, ocho miniaturas provenientes de la Abadía Olivetana di Villanova del Sillaro, atribuidas a Francesco Binasco, miniaturista activo en la corte Sforza en Milán, al final del XV y la primera mitad del siglo sucesivo.
Entrando en la sala IV después, se pueden admirar las obras maestras del museo, de finales del siglo XV: el valiosísimo tabernáculo o custodia Pallavicino, la mantovana Pallavicino y el baldaquín Pallavicino. Estas valiosas obras formaban parte del tesoro de la Catedral o "de San Bassiano".
Se prosigue en el atrio, donde encontramos en las paredes pinturas entre las que destacan
una Visitazione, atribuida a Carlo Donelli llamado el Vimercati y un antipendio pintado con la Deposizione di Cristo del siglo XVII. Desde el atrio se accede a otras salas – que conservan pinturas y esculturas contemporáneas realizadas en el siglo XX por artistas lodigiani y de otro origen – teniendo todas sujetos sagrados, y donadas al museo diocesano después de muestras o con donaciones de los propios artistas.