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De Lecco a la Martesana
Bosques. Canales estudiados por la genialidad de Leonardo. Barcos que navegan con la corriente.
La ciclovía a lo largo del río Adda, de Lecco a Cassano d’Adda, en el territorio en el que el hombre se las ha ingeniado para seguir gustando a la naturaleza, a lo largo de las orillas que observó Leonardo da Vinci.
¿Qué es el Agua? se preguntaba. “Ésta no tiene jamás descanzo hasta que se une con su marítimo elemento…”. Durante sus estancias en Milán, entre 1482 y 1515, en el clima cultural del Señorío de los Sforza, Leonardo fue testigo de la gran tradición de ingeniería lombarda, las obras realizadas por los “fontaneros prácticos” que le habían precedido.
Entre canales y navigli, observó, diseñó y proyectó mejoras, como las puertas de cierre que se introducirían más tarde. La presencia suave de Leonardo acompaña tu paseo por las orillas del Adda.
En Lecco, en la salida, encontrarás las huellas de otro gran hombre, Alessandro Manzoni, que desde “ese ramo del Lago de Como que mira a mediodía” da inicio a su obra “Los Novios”. Una vez superado el puente Azzone Visconti donde el Adda vuelve a ser río, se sigue en bici la orilla derecha. Tomando la vía Alzaia, te encuentras en la ciclovía de la Media Valle dell’Adda. El río vuelve a convertirse en lago en Garlate, donde una antigua fábrica de tejidos acoge el Cívico Museo de la Seda.
En Brivio el valle inicia a estrecharse y el cauce del río se hace tortuoso. A unos 20 kilómetros de la salida tenemos la primera huella de Leonardo: en Imbersago un barco de madera, enganchado a un cable suspendido entre las orillas, realiza el servicio de transporte de una orilla a otra. Su movimiento está asegurado por el empuje de la corriente. La historia nos ha entregado un esbozo de Leonardo fechado 1513 que representa un barco que se parece al de Imbersago mientras cruza el río.
3 kilómetros más adelante, el puente de Paderno d’Adda: con sus estrechas vigas de hierro es uno de los más valiosos ejemplos de arqueología de ingeniería del norte de Italia. Poco más allá, se aleja del río el Naviglio de Paderno. Aquí también tenemos huellas del gran Genio renacentista. El canal paralelo que debía superar el tramo más tumultuoso del Adda lo ideó Leonardo, pero se realizó sólo en el siglo XIII abriendo así el transporte de mercancías desde el lago de Como hasta Milán, a través del Naviglio de la Martesana. El tramo que puede recorrerse en bici entre el Adda y el Naviglio de Paderno es uno de los más espectaculares de la ruta. Estás en el corazón del Ecomuseo de Leonardo, sistema expositivo al aire libre que explica la presencia del gran observador en el territorio.
Al paisaje del Adda, en particular en la zona de Tre Corni di Brivio, Leonardo pintor parece haberse inspirado para el fondo de “La virgen de las Rocas”. Paisaje natural e ingeniería humana vuelven a unirse con la presencia de las tres centrales hidroeléctricas que surgen a ras del agua. En Taccani, en Trezzo sull’Adda, sobresale, en continuidad arquitectónica, la mole de lo que queda del Castillo de Visconti. Poco más allá del valle de Trezzo, se ramifica del Adda el Naviglio de la Martesana que se dirige a Milán.
Una pasarela supera el río y lleva a la orilla opuesta, la de la izquierda, para que pedalees hasta la Aldea obrera de Crespi d’Adda, gran fábrica textil fruto del espíritu empresarial iluminado, hoy Patrimonio de la Unesco. Prosiguiendo el camino sirga de la Martesana llegarás a Vaprio y te encontrarás con los jardines en terrazas de Villa Melzi d’Eril, en la que Leonardo vivió largo tiempo.
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En el día
Dificultad: para todos
Distancia: 52 km
Desnivel: llano
Carreteras: fondo de tierras estabilizado, algunos tramos de asfalto
Bici: de turismo con cambio o de carrera
Cuándo: todo el año
Estado de ánimo: culto