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Carona
Carona es una pequeña localidad en el corazón de los Alpes Orobies,rodeada de cimas incontaminadas,
muy conocida por los apasionados del esquí-alpinismo, de hecho aquí, en la zona del refugio Fratelli Calvi, desde más de cincuenta años se celebra el trofeo Parravicini y es,un must para los apasionados de este deporte que permite vivir un contacto único con la extraordinaria naturaleza de montaña. En Caronase puede disfrutar de unas agradables vacaciones invernales en todos sus aspectos, ya que sus instalaciones recientemente modernizadas la han convertido en un destino de elección para quién quiere disfrutar de todas las posibilidades de la nieve, con pistas y tramos de todos los niveles de dificultad.
Parte del complejoBrembo Ski junto a las vecinas Foppolo y San Simone, Carona dispone de un excelente sistema de cañones gracias al cual, es posible esquiar incluso en condiciones de escasas precipitaciones nivales.
Está además, dotada de un moderno sistema de remontes a las pendientes delvalle de Carisoleque va por encima del pueblo: por lo tanto, además del placer de los descensos con los esquís, se puede disfrutar del espléndido panorama desde el telesilla del pueblo y del sugerente lago.
Quedándose en el fondo del valle, justo en la zona del lago, se extiende la pista de esquí de fondo, bordeada por una pista de patinaje, todo inmerso en la naturaleza.
Paseando por el pequeño centro de Carona vale la pena pararse en la iglesia parroquialde San Giovanni Battista que alberga algunas obras importantes de artistas locales del Seicento ySettecento, y en la iglesia más antigua dedicada al martirio de San Giovanni, al final del pueblo.
A media hora del centro de Carona, en dirección del refugio Fratelli Calvi, se encuentra la antigua fracción dePagliari, llamada "barrio de piedra" ; un puñado de casas construidas con pizarra de la montaña que conserva la sugerente atmósfera del pasado, cuando era un floreciente centro de ganadería y comercio. Después de años de abandono, hoy muchas de las antiguas casas rústicas han sido restauradas y es un placer pasear entre sus callecitas pavimentadas con piedras de río, buscando los rincones más pintorescos, hasta la plaza en la que se asoma la pequeña iglesia de San Gottardo.