El Parisi-Valle de Maccagno es el “museo-puente”.

Un nombre que deriva de la estructura arquitectónica diseñada por Maurizio Sacripanti que tiene un valor simbólico particular porque une Maccagno Superior con Maccagno Inferior, hasta entonces divididos por el río Giona.

La idea de fundar un museo tan futurista en Maccagno, una pequeña ciudad en la provincia de Varese con tan solo 2200 habitantes comenzó a tomar forma en 1977. 

Cuando Giuseppe Vittorio Parisi, un artista nacido en Maccagno en 1915, una vez que se convirtió en profesor y operador de investigación visual, regresó a su ciudad natal de vacaciones. 

Estaba tan fascinado con el medio ambiente que inmediatamente comenzó a dar cuerpo a la idea de crear un museo que fuese portador ya en su estructura de un mensaje cultural. En 1998 se completó el edificio y en 1992 el "museo-puente" ganó el "Premio nacional IN/ARCH 1991-92 para un complejo de edificios ejecutivos, culturales y de servicios". 
 

Un prestigioso reconocimiento otorgado por un jurado compuesto por los arquitectos Giuliano Gresleri, Sergio Lenci, Manfredi Nicoletti, Enzo Zacchiroli y Bruno Zevi. 
 La particularidad del edificio es que logra entrelazar elementos naturales (agua, aire, cielo, árboles) y convertirlos en materiales de construcción para la arquitectura. 

 El proyecto de Maccagno de Sacripanti se conecta con otras obras famosas del artista, todas ellas testimonio del placer por la mutación, la invención continua, la oscilación entre el racionalismo y el organicismo, lo inacabado y la creación abierta. 

 La colección permanente, donada por Parisi-Valle, incluye un total de 2.085 obras, entre las que destacan las firmas de Guttuso, Balla y Birolli. En estos años el museo no ha dejado de crecer y ha adquirido Morandini, Tadini, Rognoni y Longaretti. 

 Cada año, además, el museo alberga cuatro o cinco exposiciones que ponen de relieve la estructura y amplían el aliento de la colección permanente.