Los parques que rodean las villas de Varese, la ciudad jardín, son la mejor introducción a un día bicicleta muy satisfactorio.

Estos mismos pulmones verdes van a acogerte al final de la ruta, unos 60 kilómetros en total, que se recorre fácilmente en el día. Desde 2008, cuando fue sede de los Campeonatos del mundo de ciclismo en carretera, Varese está en el corazón de los aficionados a las dos ruedas de todos los continentes.

Las pistas estudiadas para los retos ciclistas llevaban a lugares espectaculares con una atracción que sigue vivísima. Se inicia en bajada desde el parque de Villa Recalcati, en el centro, para planear sobre las orillas del lago de Varese a la altura de Schiranna. Nos despedimos del tráfico a motor inmediatamente en la ciclovía protegida que realiza su periplo, que ha de recorrerse en sentido horario, rozando los cañaverales. De vez en cuando entramos en bosques costeros, hasta la antigua aldea de pescadores de Cazzago Brabbia, donde se encuentran las Ghiacciaie, construcciones de piedra con tejados de forma cónica utilizados, desde el siglo XVIII, para acumular planchas de hielo arrancadas del lago y conservar el pescado.

En Biandronno puedes embarcarte para ir al islote Virginia, un clavel verde en el centro del espejo de agua, base del más antiguo asentamiento en palafitos del arco alpino, al Museo Prehistórico y al Parque Arqueológico, desde 2011 Patrimonio de la Unesco. De regreso a la tierra firme, llegarás a Gavirate, patria de los “brutti e buoni”, los tradicionales dulces a base de almendras y avellanas tostadas que dan la justa dosis de energía a quienes pedalean. A poca distancia del centro, el Claustro de Voltorre del siglo XIII invita a unos instantes de meditación.

Es una buena ocasión para aparcar la bicicleta antes de dejar atrás la ciclovía y llegar a Cittiglio, el pueblo del mito del ciclista Alfredo Binda. Al mismo, tres veces campeón del mundo, está dedicado un museo, etapa aconsejada a los amantes de la bici. Vuelve a subirte al sillín hacia Valcuvia, valle con vistas del Lago Mayor, que bordea al norte el Monte Campo dei Fiori.

Se prosigue a lo largo de la parte baja del valle, sin desniveles, apreciando el triunfo de las montañas alrededor: al sureste Campo dei Fiori, al noroeste los picos del Monte Nudo que esconde las trincheras, los caminos de cabras y los observatorios de la Línea Cadorna, la cremallera de fortificaciones construidas a lo largo de la frontera Italo-Suiza a finales del siglo XIX.

Las sombras bélicas se disuelven a lo largo de Valcuvia, a la entrada de la Villa Della Porta Bozzolo, en Casalzuigno, joya del siglo XVIII rodeada por un gran parque construido en terrazas. Tutelada por el FAI (Fondo Ambiente Italiano), la villa de delicias merece una parada por la grandiosidad el patio de honor y de la sala de baile. En el rosal, proyectado recientemente, concebido como un museo de historia de la Rosa, florecen variedades que ya no se cultivan.

Otra vez en bici, nos dirigimos en ligera salida hacia el territorio de Monte Campo dei Fiori, Parque Regional con reservas naturales, un observatorio astronómico y el complejo del Sacromonte, ruta Mariana de 2 kilómetros de adoquinado y capillas construidas en un monte sagrado de concepción medieval. Una vez llegados a Orino, con su bonito torreón del siglo XII, afrontamos un camino de subidas y bajadas por el bosque. Aquí los ciclistas son realmente numerosos, atraídos por la variedad de la ruta y el tráfico reducido.

Luego llegamos a Brinzio, que se asoma a un lago, donde inicia la cuesta ligera de la Rasa. Bajando la colina, casi sin darte cuenta, si quieres, puedes lanzarte de regreso a Varese sin volver a tocar los pedales (¡pero sí los frenos!).

La primera residencia histórica con jardín que se encuentra es Villa Toeplitz, con espectaculares juegos de agua, árboles monumentales procedentes de todo el mundo y áreas para picnic equipadas.

Poco después se encuentra la Villa Panza del siglo XIX, propiedad del FAI (Fondo Ambiente Italiano). Cofre de una colección de arte contemporáneo, su parque también es escenario de un proyecto de Art in Nature: instalaciones de Land Art realizadas con piedras y troncos, que dialogan con la naturaleza, coautora y espectadora. Casualmente, algunas de las obras tienen forma de rueda, enésimo recuerdo de la bicicleta. Los esfuerzos del día se acaban aquí. Quienes estén más entrenados no se quedarán sin subir a la cima del Campo dei Fiori. Casi para campeones del mundo.

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En el día
Dificultad: medio-fácil 
Distancia: 62 km
Desnivel: 400 m
Carreteras: 100% asfaltadas
Bici: de turismo con cambio y de carrera 
Cuándo: de marzo a noviembre
Estado de ánimo: relajante