Beata solitudo. Monte Isola emerge de las azules aguas del Lago Iseo y al mismo tiempo es montaña, lago e isla (como dice su nombre), con todas las gamas de color de la naturaleza y sobre todo la tranquilidad.

Puede alcanzarse sólo en barca, de puntillas para no molestarla, después del barullo temporal del The Floating Piers con el que por primera vez la isla se ha conectado a la tierra firme.

Cada una de las 12 localidades que componen el Municipio tiene su historia y sus características y las que están en el monte son diferentes de las del lago, a partir de la piedra con la que están construidas: blanca y caliza las del monte, piedra de Sarnico las que están hacia la orilla.

En el punto más alto se encuentra el Santuario de la Virgen de la Ceriola, un lugar de religioso de silencio con las vistas más bonitas del lago Iseo, como desde el mástil de un barco. Blanco como es, parece una perla incrustada en el color verde de los pastos y en el cielo azul. Abajo, en las faldas de la montaña, le hacen de corona las localidades, como si estuvieran envueltas por su manto protector.

Siviano es desde siempre la capital. Pasada villa Solitudo, después de un camino estrecho se llegan a la zona habitada, con sus casas con arcos y estípites de piedra, donde la imponente torre Martinengo domina la plaza del municipio. Otro centro importante es Peschiera Maraglio, al que se llega desde Sulzano, en el que un tiempo vivían sólo pescadores.

La orilla del lago, donde siguen atracando las barcas, tiempo atrás estaba cubierta de redes expuestas al sol o de pescado a secarse, producto típico del pueblo junto con el salchichón y el aceite de los olivos que recubren la isla. Las casas adornadas con geranios, las callejuelas unidas por arcos y escaleras que llevan siempre al lago, el olor a pescado secándose, hacen que sea un lugar maravilloso, un tesoro por descubrir, como en realidad lo es toda Monte Isola.

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